domingo, 17 de mayo de 2009

Romanticismo

Sería mucho más fácil si pudiéramos prescindir del paciente a medida que exploramos el reino de la psicopatología ; sería mucho más simple si pudiéramos limitarnos a examinar la química y la fisiología del cerebro, y tratar los eventos mentales como objetos ajenos a nuestra experiencia inmediata, o como meras variables de fórmulas estadísticas impersonales. Para saber qué ocurre en la mente del otro, debemos conservar la imagen visual de sus asociaciones y sentimientos; debemos ser nosotros mismos el instrumento que interpreta la melodía personal del paciente

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