domingo, 24 de mayo de 2009

De la Roudinesco a Allan V. Horwitz - por Kornelius Kahlbaum.


En uno de los posts  anteriores, se mencionó a Elizabeth Roudinesco como justificación para concluir que lo que hacen los psiquiatras, lo que hacía mi hermano Karl, por ejemplo, era administrar ansiolíticos a los ansiosos, antidepresivos a los depresivos y antipsicóticos a los psicóticos. En otras palabras, un acto maquinal en donde cabe dar una píldora para cada enfermedad - el dicho A pill for every ill de los anglosajones. Lo anterior me recordó algo que leí hace años en el libro de Allan Horwitz, Creating Mental Illness (para una de las mejores revisiones que he leído del libro, hacer clic aquí ). De acuerdo con Horwitz, la situación en la que se utilizaba un fármaco para cada enfermedad, diagnóstico, lo que él llama psiquiatría diagnóstica, es el fruto de la convergencia de: 

  1. la emergencia de la psicofarmacología y la psiquiatría biológica de la década de los 19650 - 1960
  2. los cambios taxonómicos de los 70 con el nacimiento del DSM-III y
  3. el crepúsculo del psicoanálisis en los EE.UU. 

Además, de acuerdo con Horwitz, el problema de la distinción entre enfermedad mental y salud mental lo ocasionó precisamente el psicoanálisis, cuando plantea que no hay solución de continuidad entre la salud y la enfermedad. Es más, va incluso más allá cuando es posible concebir la antropología de Freud como una en la que el animal humano, en esencia, es un animal enfermo. 

Por lo tanto, la situación actual es producto de la medicalización de las miserias y adversidades humanas: por una parte, procedente de Freud, todos somos/estamos enfermos; por otra parte, todo es concebible dentro del marco del DSM-III y, por último, para cada enfermedad del DSM-III hay un fármaco. El problema que tenemos ahora, no es el de que cada enfermedad tiene su tratamiento en un fármaco, sino al contrario, usamos todos los fármacos para todo (por ejemplo, Aripiprazol para la depresión). Es decir, se invalida el sistema diagnóstico vigente.

La reflexión anterior sí que es ominosa y está relacionada, de alguna manera, con un conocido artículo de Nancy Andreasen en el que asesina el sistema DSM-IV como responsable de la esterilidad heurística de la psicopatología que se les enseña a los psiquiatras en formación.

NB: en la imagen, E. Roudinesco - autora de una de las biografías de Lacan. Para una crítica de la misma, hacer clic en este artículo de Raymond Tallis. 
 

2 comentarios:

  1. La verdad que siempre ha sido uno de los temas más complejos de entender para mi en psiquiatría; cómo un fármaco puede ser utilizado para tratar síntomas dispares: psicosis, depresión, ansiedad, insomnio... o como decía el compañero Sigmund Freud, como existe una necesidad de tratar cualquier síntoma sin tener en cuenta muchas veces el contexto en el que se da.
    Mi pregunta sería: qué podemos hacer los que estando formándonos vemos esta forma de practicar psiquiatría y lo que es aún más difícil, cuando es el propio paciente quien desea no llorar, dormir, comer, controlarse, etc, sin querer tomar parte en solucionar los problemas que le han llevado a estar así o simplemente aceptarlos tal y como vienen? Existe alguna alternativa?
    Lo digo porque siento que muchas veces es inevitable este hecho, "tratar cualquier síntoma", como ya ha comentado Kornelius, en primer lugar por los sistemas de clasificación que obligan a "psicopatologizar" casi todo, en segundo lugar por la influencia de la industria farmacéutica (que parece que no pero aprieta con fuerza) y finalmente pensando que no parece que exista solución de continuidad entre salud y enfermedad mental (esto ultimo lo comparto realmente). Dónde está el punto de corte?
    Es el debate de siempre, y las soluciones que se me ocurren ahora mismo me da la impresión que son un tanto radicales...

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  2. Una de las soluciones - porque siempre hay varias soluciones, y a veces éstas son sólo parciales, al mismo problema - es la de incorporar al paciente a la misma. El antiguo contrato social en el que el médico prometía el tratamiento para todos los males se acabó; el diferencial de poder y de paternalismo médico/paciente, también se acabó. Esto mismo lo contó Richard Smith, a la sazón editor en jefe del BMJ, en el año 2001 y en este lugar http://www.bmj.com/cgi/content/extract/322/7294/1073). Es necesario el "partnership" (un diálogo de iguales) con el paciente. Si se fijan bien, se trata de una terapia cognitiva pero disfrazada, vista de otro lado... En fin, como dice un querido compañero nuestro de origen cubano: "¡No es fácil!"

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